viernes, 12 de febrero de 2010

RETOMAR EL KILÓMETRO CERO

Hola de nuevo. No tenía gana alguna de hablar de este tema, pero quisiera palpar qué repercusión tiene. Hace algunas semanas atrás, en el principio de enero, salí un sábado por la noche a dar una vuelta en bici. Anduve... por ahí... pedaleé sin sentido por las calles de Padua, crucé las vías del Sarmiento, fui hasta mi escuela secundaria, di otras vueltas, volví a la "manzana principal" (ya que es eso, la movida comercial se concentra en una sola manzana pegada a la estación) y tomé la Rivadavia. Iba absorto en mis pensamientos. Al pasar un rato antes por la iglesia medité sobre mis últimos 10 años: ojalá pudiera retornar a 1999, 2000 y rehacer tantas cosas.
-Deberías recomenzar por el principio, Chris, es tan facil. No podés modificar el pasado, pero sí modificar el futuro; verdad de perogrullo, boludo-

Comencé a pedalear por la Rivadavia recordando abundantes momentos vividos y llegué a Ituzaingó. Seguí dale que dale, crucé las vías en la Santa Rosa y seguí hacia donde empezó todo.
Todo con Naty.

Aparecí en Castelar. Estacioné en la plaza lindera a las vías. Hace 10 años, era nueva. Hoy... tiene 10 años!! Busqué el banco donde nos dimos aquel beso que trastocó nuestros destinos ese amanecer de un 24 de Febrero de 2001. Me senté. Eran las 12 y media de la noche. Dejé fluir las cosas, necesitaba encontrar el punto en el cual mi relación con la familia de Naty se cagó. Creo que haber aparecido en su vida fue el punto. Ellos esperaban otra clase de persona, no sé si un ABC1 o qué.
Me he dado cuenta que desde antes del principio fui a dar a una lista negra. Y pienso, si fue mi error involucrarme con ella; si fue mi error creer que podía encajar en ese entorno tan distinto al mío; si fue mi error no importarme caerles bien; si fue mi error demostrarles que estaba a la "altura de las circunstancias"; si fue mi error pretender cambiarlos; si fue mi error querer cambiar yo y parecerme; o como dice Coti Sorokin, que todo fue un error.

No lo sé ni lo sabré. Debí estar hasta casi la una y media de la mañana sentado ahí, mirando pasar los trenes o pasar los pibes. Tal vez, todo estuvo mal edificado desde el primer día y seguí levantando paredes hasta que se derrumbó. ¡Fuera abajo!

Nada puedo modificar. Me aislé de los Saraintaris y es como si nada, como si nunca hubiera aparecido por sus vidas. Eso es penoso. No quiero dar más vueltas con lo de mi suegra, cada vez que le escribo algo se arma un bardo bien peludo. Si me da la gana de reaparecer me condenan al ostracismo. Es como si mis hijos no tuvieran padre, como que los engendró el espíritu santo... porque estoy seguro de eso, que dicen que los hijos de Natalia no tienen padre, vinieron solos.
Es la última vez que toco este tema. NO TIENE SENTIDO DARLE MÁS VUELTAS A LA TUERCA, QUE SE PUEDE FALSEAR.
Quisiera modificar las cosas para que el futuro sea más positivo, pero contra un enemigo tan testarudo y caprichoso no podés.
-No podés nene, no podés- diría Apo.

Chris

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