El próximo 5 cumplo dos meses en mi nuevo trabajo. Tengo ganas de hacer un balance de lo vivido hasta ahora. Aprovecho el feriado, el día gris que no se puede salir ni al patio, para explayarme en el teclado.
El ambiente no es como en la encuadernación. Se labura tranquilo, no te joden, pero no hay compañerismo como en Villa Luro. Hay sindicalismo y muchos tironeos con el jefe.
El jefe, a veces ni te saluda. Eso no me lo banco, habla algo mal de él. No es capaz de darte la mano, te mira de lejos y manda un hola seco.
Pintaba otra cosa, pero dijo que me va a tener en negro un tiempo más. Me firmó el certificado de defunción, volveré a mandar CVs a editoriales, otras imprentas o encuadernaciones. No voy a volver a tolerar que me tengan sin obra social ni aportes. Encima esta guillotina es peligrosa, no tiene sensor si metés la mano y para la cuchilla. Si te amputa te amputa.
El nivel educativo de mis compañeros de trabajo es algo mejor a antes. Se puede hablar de cosas realmente interesantes. No es solamente futbol y minas. De futbol se habla los lunes y nada más. El resto de la semana la pelota descansa.
Antes, me tenían laburando a full. Cortar pliegos, tapas, dípticos, trípticos, cuatrípticos, revistas, libros malos, frentear libros que llevan solapa y cartulina. Acá es cortar la resma en blanco para cargar a la impresora si hace falta. Como el 80% del papel viene en 95x65 o 92x58, ni hace falta cortarlo. ¿Qué pasa conmigo? Me la paso barriendo, sacando mugre de todos lados, ordenando los bancales, tomando mate y leyendo. Me doy una vuelta por las impresoras, chusmeo, miro el funcionamiento, voy a la sala de montaje de películas para armar las páginas, miro, voy a la sala de copiado de las planchas que se montan en los tambores impresores de las máquinas, miro.
Somos 7 personas en total.
Lo mejor, es cuando hay que salir a pasear. A entregar libros, pliegos a las encuadernaciones, o lo que sea. Me llevan a mí y a bordo del Citroen c3 de mi jefe paseo por Buenos Aires City. El lunes trajeron la "Citroneta" nueva. Así que ahora, a la citroneta a pasear!.
En muchas cosas no me quejo, la paso bomba. Hasta tengo tiempo para estudiar los apuntes de la facultad cuando no tengo nada para hacer (esto es: haber barrido, cortado papel y estibado los pliegos impresos).
Lo que odio es la paga: ya se zarpó de lo poco que cobro.
Y si encima pretende tenerme en negro (quiere hacer lo mismo que me hicieron en Villa Luro) algo voy a tener que hacer. Aprovecharé la ebullición sindicalista que hay en el taller y pegar un tubazo... je je, impunidad total.
Otra vez de boludo no me van a tomar.
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