viernes, 13 de febrero de 2009

...

Te extraño.
Qué ganas que tengo de darte un abrazo, susurrarte al oido lo que siento y largarnos a reir. Espontáneamente, sin burocracia ni permisos. Solamente vos y yo.
Cuento el tiempo sin verte ¡Cuántos días!. Cuántas noches fijando mis ojos en la última vez que te vi. Qué hermosa que sos, la puta madre, qué hermosa sos. Tan simple y llana, sin rebusques ni pedanterías intelectuales; tan cruda y humana.
Deambulaba a oscuras y ¡zas! traías al sol bajo tu brazo. Casi que me lo pusiste de sombrero, me quemaste hasta lo más profundo.
Claro que... nunca te lo dije. Tal vez te diste por aludida, captaste mis metáforas y lo tomaste como un secreto. Que nadie se entere, no sea cosa que...

Te nombro y tiemblo. Parece que el Aconcagua se me desploma encima. Me tratás de loco ¿y qué pretendés acaso, si una sola sonrisita tuya me provoca un malambo a las neuronas?.

TE QUIERO, QUÉ TANTAS VUELTAS!!!.

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